Talese: una experiencia de lectura
Hace unos años, antes de empezar una clase universitaria, una estudiante me dijo que no le gustaba leer. Cuando le pregunté el motivo, me respondió que una profesora del bachillerato le hizo un examen sobre El Quijote.
La estudiante recibió la hoja del examen, angustiada. Entonces, protestó:
—¡Pero es que no sabía que había que leer El Quijote!
La profesora respondió:
—No importa. ¡Es cultura general!
La estudiante no volvió a leer hasta que llegó a la universidad, justamente a una clase de lectura y escritura, donde empezábamos a leer El motel del voyeur, de Gay Talese. Nos dijo, a todos, que había encontrado una historia espeluznante y sórdida. La había leído en menos de una semana. Era su primer libro, después de mucho tiempo.
Me encantaría que nos contaras cómo te sentiste leyendo El motel del voyeur. Es decir, cómo fue tu experiencia: desde los lugares donde leíste el libro, la frecuencia (un día completo, varios días…); hasta las sensaciones que pudo llegar a provocarte. ¿Te sentiste interesado en la propuesta y estilo del autor? ¿Hablaste con algunas personas sobre Talese? ¿Leíste el libro completo? ¿Qué fue lo más impactante del final? ¿Te sentiste como un investigador(a)? ¿Volverías a leer al autor?
Me parece un libro con una historia muy interesante e inusual, me llama mucho la atención la manera en la que Gerald Foos actúa con normalidad ante sus actos perversos; lo conversa con Talese, lo invita a conocer su secreto y escribe sus experiencias sobre ello. Considero que es una historia muy completa, en medida de que le permite al autor adentrarse un poco más en la mente de tal hombre, pues nos brinda un elemento bastante íntimo como lo que significa un diario; escritos sin ningún tipo de tapujo, generando así una conexión con el lector. Pienso que es un libro impactante, el hecho de que no haya adquirido alguna consecuencia legal teniendo en cuenta que es una historia real, me sorprendió mucho, saber que es un sujeto totalmente inmerso en la sociedad sin problema alguno, me generó muchas dudas.
Con respecto al tiempo de lectura, realmente no lo leí completo, a pesar de que me parezca una historia muy interesante, siento que el autor agrega demasiada información innecesaria, como la vida de Foos antes de la compra del motel; aspectos como su hermano, su trayectoria militar, etcétera, me parece que no aporta, ni nutre al personaje.
El libro fue un buen tema de conversación en determinadas ocasiones para mi círculo social; lo conversé con algunos compañeros, mi mamá y mi pareja. Les generó intriga y cuestionamos dichas acciones de aquel sujeto. El punto en común la mayoría de las veces, era la perversión que podía alcanzar el ser humano, y la naturalidad con que lo realiza. Algo que me pareció curioso, fue que me enteré que había un documental acerca de ello, y el hecho de que Foos se atreva a salir públicamente a narrar su cometido, es sencillamente increíble.
En general, es una muy buena historia, te atrapa completamente, no se siente pesada la lectura ya que es un lenguaje sencillo de entender, y el contexto es sumamente interesante, es una historia que merece ser conocida por ser tan inusual.
Desde mi experiencia, el libro de Talese es crudo. El escrito me produjo una mezcla de emociones encontradas, mediadas por las víctimas y por Gerald Foos. Leía en la oscuridad, cada noche, y llegaba a sentir que alguien me observaba por la ventana, o quizá, me espiaba por las grietas marcadas que hay en las paredes de mi habitación. Ojeaba la obra, mientras que parecía entrar en estado de éxtasis.
Talese es un genio, y sin duda, logró captar y transmitir el contexto que lo rodeaba a él, a Foos, y al motel en ese momento. Destaco el detalle y minuciosidad del autor, así mismo, la capacidad de inmersión que engancha al espectador; su enfoque para transfigurar el periodismo hacia lo narrativo, con la intención de situarnos en esa realidad.
En clase, discutíamos sobre si nosotros, como seres humanos, en la profundidad de nuestra mente, no tendríamos tendencia a ser voyeristas. Concluimos que sí, pues como especie tenemos la curiosidad de observar al otro de diversas formas.
Lo que llamó mi atención hacia el final de la crónica, es que el Manor House fue vendido y recomprado muchas veces antes de ser demolido; con esto, se da a entender que el voyeur murió junto al motel.
Desde el inicio del relato, en donde Gay Talese va en el auto en compañía de Foos, este empieza a revelar sus secretos; es ahí, cuando los lectores comenzamos a ser investigadores participes en la narración de los hechos.
En cuanto a mí, volvería a sumergirme en los conductos del lúgubre motel para revivir sus más íntimas historias.
La experiencia al leer este libro para mí fue, única. La forma en que Talese narra la historia de Gerald Foos, es tan detallada y absorbente que me tuvo enganchada desde que inicie con el libro.
Leer el libro llevó más tiempo del esperado porque la historia intrusiva de Foos me hizo tomar pausas para reflexionar sobre la ética involucrada. La naturaleza detallada de la narrativa de Talese requería un enfoque más pausado para asimilar completamente la complejidad de la trama.
El estilo de Talese me dejó impresionada. Su capacidad para presentar los hechos de una manera tan objetiva y, al mismo tiempo, captar la esencia de la complejidad humana, hizo que la historia fuera aún más fascinante. Me sentí atraída por la propuesta del autor y su habilidad para explorar temas éticos y morales de una manera tan cautivadora.
Hablé con algunas personas sobre Talese y toda esta historia. Algunos estaban intrigados, otros un poco perturbados, pero todos coincidimos en que el libro generaba una conversación fascinante sobre la privacidad y la naturaleza humana.
Leí el libro completo, pero debo admitir que el impacto del final no fue tan sorprendente como esperaba. La conclusión de la historia me dejó con un sabor agridulce y ciertas preguntas sin resolver, lo que puede ser un punto negativo para algunos lectores como lo fue en mi caso.
En definitiva, aunque encontré la premisa única y la historia intrigante, hubo aspectos que me hicieron sentir incómoda. No estoy segura de si volvería a leer a Talese, ya que su estilo y enfoque podrían no ser de mi interés.
Ya para terminar, Sí, definitivamente me sentí como una investigadora mientras leía. La cantidad de detalles y observaciones minuciosas que Talese recopiló me hizo sentir como si estuviera desentrañando un misterio por mi cuenta.
Tuve una experiencia agridulce al leer la primera parte del libro El motel del voyeur, es un libro que considero interesante, pero leí la primera parte en tres horas, desde las diez de la noche, hasta la una de la madrugada del día siguiente, y ese fue un factor importante al momento de entender la información.
La mañana siguiente de haberlo leído, pude procesar un poco más la información; tuve la oportunidad de comentarlo con un conocido por Instagram, al que le compartí mi primera impresión respecto a la primera parte del libro, “(…) Bueno, me falta leerme la segunda parte, pero insisto, al ser un texto tan descriptivo, parece mucho un estudio etnográfico al detallar cada acción de sus huéspedes. Sí, te hace cuestionar algunas conductas que moralmente están mal, el invadir la privacidad… Pero también gracias a eso, puedes entender el comportamiento de las personas en la intimidad, que incluso puede ser muy diferente si el que hace esa observación, la hace con consentimiento de las personas; uno ya está predispuesto a que lo vean y puede cambiar mucho al caso del motel, que uno cree que está solo con la pareja”.
Al leer la segunda parte del libro le dediqué más de cinco horas para intentar procesar la información, ya que su texto se hacía cada vez más detallado. Al avanzar en la lectura, logré relacionar esta situación con una conversación que tuve con mi hermana respecto al Panoptismo, un concepto desarrollado por Foucault, que es un sistema de vigilancia y control en el que los individuos son constantemente observados y se sienten vigilados, incluso sin la presencia física de un vigilante. Esto ayuda a analizar las dinámicas de poder y control de diversas instituciones; y en el caso de Foos, la acción de vigilar no solo le ayudó a comprender las dinámicas de intimidad sexual de sus huéspedes, sino que, con el trascurso de los años, logró hacer un análisis de los cambios generacionales y los comportamientos de las personas de manera más amplia, lo que me hace recordar esta cita, “lo que la mayoría de las personas temen y rechazan en sí mismas. Los tabúes. Los secretos. Los diablos y demonios (…) Hay que delegar en alguien la responsabilidad de enfrentarse a esas existencias tangibles y explicárselas a los demás. He ahí la esencia intrínseca del Voyeur”, comportamiento que, desde una visión más sociológica e investigativa, respaldo al ser una investigación más auténtica y legítima, como lo expresa Foos.
Para finalizar, a narrativa propuesta por el autor no es una de mis preferidas, es muy detallada y descriptiva, requiere de mucha concentración para no perder la idea central; destaco que me hizo sentir que estaba de alguna manera analizando el comportamiento de una persona que estudia a otras en la intimidad de su hotel, pero más allá de esto, no es un libro que me impulse a querer seguir leyendo o buscando por el momento, más obras de Talese.
Mi experiencia leyendo el motel del voyeur fue amena, lo leí en varios días. Me enganche con el libro bastante rápido, no podía parar de leer todas las anotaciones del diario del voyeur. En ocasiones, pude llegar a sentirme incómoda con las descripciones explícitas que hacían tanto el voyeur como Talese.
Hablé con mis compañeros sobre la historia y el documental que Netflix realizó junto con el autor.
Terminé el libro en cuatro días. Con la información que hallé en el documental, junto con la de la crónica, logré resolver algunas incógnitas. Por un lado, el relato acaba con Gay Talese, Gerald Foos y su esposa en el lote vacío, en donde antes se encontraba el motel. Así mismo, Talese habla de las inconsistencias que se habían encontrado a lo largo del texto. Por otro lado, el documental sigue la vida del escritor mientras realiza el reportaje con las entrevistas que le hace a Foos.
El documental, finaliza con Foos hablando de cómo sabía que había defraudado al reportero por omitir la parte en la que, por un lapso de tiempo, no fue propietario del motel. Esto hace que la credibilidad de Gay Talese se ponga en duda.
La forma no ficcional en la que el periodista decide escribir sus libros me llama mucho la atención, en un principio no entendía cómo es que consiguió publicar este escrito, pues según sus citas con el voyeur, este no quería que su nombre, ni el de su motel se vieran involucrados. La manera tan apasionada en la que Talese se envuelve en su historia es admirable. Al final quedé inconforme, pues el voyerista omitió información importante a la hora de narrar los hechos.
En lo personal, sí logré sentirme como una investigadora, ya que desde el momento en que Gay Talese decide compartir la carta que Foos le envió, tuve la necesidad de querer saber más.
Después de haber leído el libro quedé bastante sorprendida al saber que fueron situaciones que ocurrieron en la vida real y que pueden ser cosas que no se alejan de nuestra cotidianidad. Tanto así, que empecé a reflexionar sobre esos objetos que parecen tan inofensivos como una rejilla de ventilación, si es que ‘rejilla’ puede llamarse. Asimismo, he reforzado la idea del ‘panóptico’ que una vez leí en un libro llamado Diálogo sobre el poder de Michael Foucault, donde se habla de un sistema de vigilancia en el cual todos hacemos parte, pero no lo sabemos. Bajo esta idea de ser “observados”, El motel del voyeur me puso en un estado de duda acerca de las personas y los elementos que usamos a diario, en especial los medios de comunicación, que incluso revelan más de nosotros que un “laboratorio de observación”, porque, al fin y al cabo, nuestros datos se almacenan y se guardan para que cualquier “observador” disponga de ellos en cualquier momento.
En cuanto sensaciones, creo que experimenté bastante intriga, no solo por lo que veía Gerald a través de la rejilla, si no por su propia transformación: describirse a sí mismo como otra persona y sentirse dominante solo al observar la sociedad, sin involucrarse, alejándose al mismo tiempo de su propia identidad. Y es que, en la actualidad no estamos tan alejados de ser como el voyeur, porque estamos acostumbrados a observar la vida de otros sin hacer nada, postrados en pantallas, alejándonos como él, de nosotros mismos.
Para finalizar, creo que esas escenas vivirán conmigo el resto de mi vida, junto con algunos pensamientos que seguirán retumbando en mí como resultado de las observaciones de Gerald Foos y la descriptiva redacción de Guy Talese. Entre algunos de esos pensamientos, el que más me impactó de las conclusiones finales fue que: “básicamente no se puede confiar en la gente” ya que “Lo que pretenden mostrar en público es lo que no son en realidad”, y es que, a lo mejor, puede ser que el lado más oscuro de nosotros solo lo conocen aquellos con quienes se comparte la intimidad.